¡¡¡NI UN PASO ATRÁS!!!
El XX aniversario de la Ley de Matrimonio Igualitario representa una oportunidad para conmemorar uno de los mayores hitos democráticos de nuestro país.
El 30 de junio de 2005, el Parlamento español aprobó por 187 votos a favor y 147 en contra, una modificación del art 44 del Código Civil. El cambio implicaba tan sólo una nueva frase a ese artículo:
“El matrimonio tendrá los mismos requisitos y efectos cuando ambos contrayentes sean del mismo o de diferente sexo”.
Pocas veces una sola frase ha hecho tanto por eliminar la discriminación y el sufrimiento y por dignificar la vida de muchas personas. Esta ley simbolizaba muchas cosas también para el conjunto de la sociedad. Así su aprobación exteriorizaba que la ciudadanía española ya no quería estar en la cola sino en la vanguardia de la protección y promoción de los Derechos Humanos (con esta modificación legislativa España pasó a convertirse en el cuarto país del mundo en reconocer el derecho al matrimonio igualitario). Así mismo, esta ley evidenciaba que la mayoría social entendía que una democracia avanzada es aquella que abraza a las minorías y por ello las ampara en sus anhelos y derechos.
Hoy, veinte años después, debemos recordar que no siempre fue así. Y debemos reflexionar sobre cual ha sido el papel de la justicia en los distintos periodos del tiempo reciente.
Durante el franquismo la justicia alentó y promovió la discriminación, la persecución y el odio de todas las personas LGTBIQ+. Son numerosos los pronunciamientos judiciales de esta época que, con la connivencia de muchos jueces, fiscales y abogados, causaron sufrimiento y dolor en tantas personas de este colectivo. Hoy debemos afirmar que sentimos vergüenza por esos pronunciamientos. Con cada uno de ellos la justicia desatendió su obligación fundamental: proteger a las personas de los abusos en vez de ser el brazo ejecutor y de dar impunidad a los causantes de los mismos.
La llegada de la Constitución de 1978, únicamente se conformó con la despenalización de la homosexualidad, sin dar ningún paso para avanzar en la igualdad de derechos. Las personas del colectivo, nuestro hermano, nuestra hija, nuestro padre, nuestra amiga, nosotros/as éramos tratados como ciudadanos de segunda que debían seguir viviendo de puertas para dentro, sin hacer ruido y en silencio.
La ley de matrimonio igualitario, conseguida gracias al esfuerzo y lucha de tantas personas (algunas de las cuales están hoy presentes en esta sala), hizo el resto: contribuyó a la visibilidad y normalización de la diversidad sexual y de género en la sociedad española. De este modo se produjo uno de los fenómenos sociológicos más hermosos ligados a una democracia: que una ley salida del Parlamento empodere a una minoría. Y al mismo tiempo, que esa misma ley permita concienciar al conjunto de la sociedad de la necesidad de la consecución de la igualdad respecto de esa minoría. El abrazo de la mayoría con la minoría se hizo por fin posible. Dejó de ser necesario para muchas personas vivir con miedo, vergüenza y en silencio.
Hoy, veinte años después, alzamos la voz para decir que la justicia de hoy nada tiene que ver con esa (in)justicia. Queremos decir a cada integrante del colectivo LGTBIQ+, así como a toda la sociedad, que la justicia que reivindicamos en este manifiesto es la que abraza la diversidad como un pilar fundamental de una sociedad avanzada, como una hermosa realidad presente en todos los ámbitos y sectores, incluido el de la propia justicia.
Alertamos a la sociedad para que no considere definitivamente consolidados los avances conseguidos. En concreto, aproximadamente en 64 países y territorios del mundo se criminalizan al colectivo (62 de ellos de manera explícita). En algunos de estos países la homosexualidad podría incluso suponer la pena de muerte. En los últimos tiempos se observa que existe una voluntad en determinados sectores políticos vinculados con la extrema derecha y el populismo de alimentar un discurso que aliente un clima social que favorezca la discriminación y los crímenes de odio, comprometiendo el derecho a la integridad física y mental de las personas. Esto está ocurriendo en países como Rusia, Polonia, China, o recientemente también en Estados Unidos. Este clima de intolerancia y odio se está dirigiendo especialmente sobre las personas trans con un objetivo que no esconden: invisibilizarlas de nuevo.
Que la justicia abrace la diversidad implica asumir compromisos. Y por ello hoy los firmantes de este manifiesto decimos:
- Que estaremos en primera línea en la defensa de los derechos y libertades de cada integrante del colectivo LGTBIQ+.
- Que perseguiremos con la fuerza de la ley todo acto de violencia, intolerancia y odio contra las personas LGTBIQ+.
- Que garantizaremos que en nuestros juzgados, nuestras fiscalías y nuestros despachos, toda persona LGTBIQ+ pueda sentirse y expresarse libremente en la manifestación de su identidad de género y orientación sexual, así como que sea respetado y escuchado en todo caso y circunstancia.
- Que denunciaremos todo comportamiento o discurso público que con la vergonzante excusa de defender la libertad sólo rezuma ignorancia, prejuicios, moralismo y odio.
- Queremos asumir un compromiso especial con las personas transexuales. No vamos a permitir que os invisibilicen. Exigimos el pleno reconocimiento de vuestros derechos, con mecanismos y garantías adecuadas a vuestras necesidades. Reclamamos que los poderes públicos impulsen todas las acciones que ayuden a revertir las situaciones de discriminación histórica que injustamente habéis tenido que soportar.
Hoy celebramos CON ORGULLO que el amor no necesita ningún permiso, que la igualdad no puede permitirse ningún retroceso.
Por ello decimos CON ORGULLO:
¡¡¡ SIGAMOS AVANZANDO !!!
Barcelona, 27 de junio de 2025


