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El Tribunal Constitucional alemán (TCA) ha emitido el 5 de mayo de 2020, su tan esperada decisión sobre el programa de compra de bonos del Banco Central Europeo. Más allá de la cuestión del cumplimiento de los tratados del programa de ayuda financiera de Bruselas, esta decisión es interpretada por algunass/os como una amenaza potencial para el ordenamiento jurídico de la Unión Europea (UE) en la medida en que, parece poner en entredicho la autoridad de las decisiones del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) y, a través de ella, la supremacía del Derecho de la Unión.

Sin minimizar el impacto futuro de la decisión de tan respetado Tribunal, MEDEL desea subrayar que nunca puede ser considerada como algún tipo de justificación para los ataques contra el Estado de Derecho y la independencia del Poder Judicial que se han llevado a cabo en Estados como Hungría o Polonia. En primer lugar, y contrariamente a lo que han afirmado algunes/os, el TCA no pretende desobedecer el Derecho de la UE en favor de los valores nacionales. Por el contrario, su decisión tiene por objeto reforzar el Derecho de la UE en un caso en el que, a su juicio, el TJUE no lo ha protegido suficientemente. Por tanto, esta decisión trata de respetar y proteger la legislación de la UE, no de atacarla. Los gobiernos reaccionarios de algunos Estados miembros, que se han opuesto constantemente y han desafiado los valores fundamentales de la Unión Europea, no pueden encontrar amparo en esta decisión.

En segundo lugar, la decisión del Tribunal alemán, lejos de cuestionar la construcción de Europa, insta a las Instituciones de la UE y a los Estados miembros a profundizarla. Pero para avanzar en esta dirección, debemos construir una auténtica comunidad de valores y derechos, basada en la solidaridad y el respeto de los derechos fundamentales, no solo en un espacio económico común. Esta decisión nos recuerda que Europa necesita líderes políticos que puedan asumir sus responsabilidades y tener el valor de tomar las decisiones que nos permitan profundizar la democracia europea, como lo hicieron los fundadores de la UE hace 70 años. Por esta razón, de nuevo, no puede ser invocada dicha decisión por los gobiernos reaccionarios de algunos Estados miembros. Por último, y sobre todo, independientemente de las críticas que le podamos dirigir, la decisión del Tribunal Constitucional alemán sólo ha sido posible porque se trata de un verdadero tribunal, independiente del poder ejecutivo, compuesto por jueces/zas nombrados por sus méritos y experiencia, decidiendo exclusivamente sobre una base jurídica sólida e independiente. Por esta razón, los gobiernos reaccionarios de algunos Estados miembros, que constantemente cuestionaban la independencia del poder judicial y del Estado de Derecho, mediante el nombramiento de jueces/zas políticos/as en sus Tribunales constitucionales, no pueden escudarse en esta decisión.

6 de mayo de 2020

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