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UPF y JJpD quieren llamar la atención pública sobre los siguientes puntos, en relación con la lucha mundial contra el cambio climático:

1) La Conferencia de las Partes (COP), bajo la Convención Marco de NNUU para el Cambio Climático, aprobó en diciembre de 2015 el Acuerdo de París, para frenar las consecuencias negativas del cambio climático, que entró en vigor el 4 de noviembre de 2016. El Acuerdo establece el objetivo de mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2ºC, en relación con los niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5ºC. Se establece un horizonte de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a largo plazo, al indicar que para cumplir con el objetivo de temperatura acordado “se debe alcanzar su punto máximo lo antes posible”.

2) El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) ya en su último informe definitivo, aprobado en noviembre de 2014, alertó de que, si no se realizaba una mitigación adicional de las emisiones GEI aparte de las ya desplegadas, se experimentarían aumentos de la temperatura media global en 2100 de 3,7ºC a 4,8ºC en comparación con los niveles preindustriales.

3) La necesidad de alcanzar estos objetivos de modo tan apremiante y perentorio, exige la cooperación internacional para implementar cambios urgentes en el modelo energético y económico. Todos los gobiernos deben esforzarse en incentivar la aplicación de un nuevo modelo sostenible, y alcanzar nuevos compromisos concretos y vinculantes a nivel regional y mundial, asegurando la rápida reducción de las emisiones de GEI.

4) El modelo económico neoliberal, expandido a nivel mundial desde la década de 1980, ha sido letal para la grave situación de insostenibilidad ambiental existente, al dar primacía absoluta a la maximización de la rentabilidad empresarial, sobre todo de las grandes corporaciones, despreciando sus costes sociales y ambientales. Por tanto, es necesario sustituir este modelo, por otra parte fracasado, por alternativas que incluyan en sus objetivos esenciales la justicia social y el respeto al medio ambiente.

5) La transición a un nuevo modelo económico y energético (transición ecológica) debe hacerse desde el principio de justicia ambiental: nunca a costa de reducir el consumo y nivel de vida de la mayoría de la población por debajo de un nivel de vida digno, manteniendo la hiperconcentración de riqueza en unas pocas élites (lo que se ha llamado “ecofascismo”). Por el contrario, el esfuerzo de austeridad debe recaer en las capas sociales más favorecidas, y en los países más desarrollados. Esta transición ecológica debe ser un incentivo para lograr una distribución mucho más equitativa de la riqueza, dando prioridad al desarrollo del Tercer Mundo, asegurando las necesarias transferencias de tecnologías para estos países.

6) Finalmente, todas las Administraciones Públicas españolas deben hacer un esfuerzo mucho mayor para asegurar el cumplimiento de la normativa ambiental en vigor, tanto respecto a las obligaciones que les incumben directamente, como en imponer a los particulares las medidas legales correctoras cuando se detectan infracciones de esta normativa ambiental. Y para los casos más graves, constitutivos de delitos contra el medio ambiente, sería deseable extender el modelo de especialización del Ministerio Fiscal en esta materia, a la judicatura, para mejorar la calidad y eficacia de la respuesta penal a las conductas más graves. 5 de diciembre de 2019

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