Una vez más, tras concluir el segundo semestre de 2016, los fiscales volvemos a enfrentarnos a la tediosa tarea de remitir los estadillos del baremo de productividad y a cumplimentar, en su caso, las memorias de la Fiscalía. En pleno siglo XXI los fiscales seguimos acreditando personalmente a la Fiscalía General del Estado nuestro trabajo diario por medio de estadillos, sin que contemos para ello con una herramienta o soporte informático automatizado que permita conocer fehacientemente a la institución el trabajo que desempeñamos cada uno de nosotros.
Lamentamos, pero también censuramos, que los miembros de la carrera fiscal tengamos que dilapidar nuestro tiempo y esfuerzos en tareas absolutamente burocráticas para que la Fiscalía General del Estado verifique nuestro trabajo, utilizando para ello un sistema de baremación que prevé conceptos o apartados cuyo cómputo se pone ahora en duda, al tiempo que genera incertidumbre sobre la valoración de muchos otros. Sorprende que el registro de asuntos de las aplicaciones informáticas en el que emplean la mayor parte de su tiempo las oficinas de Fiscalía no sirva para revelar estos datos, debiendo ser los propios fiscales quienes -en función de nuestras anotaciones personales- acreditemos lo trabajado, más aun si ello merece la recompensa de la productividad.
Este primer semestre de 2017 prestaremos especial atención a las posibles o eventuales carencias o desaciertos que pudiera provocar el nuevo baremo de productividad tras la modificación de conceptos y apartados a computar.
Éstas y otras cuestiones y propuestas detallaremos a través de los vocales de la U.P.F. al nuevo Fiscal General en la próxima reunión del Consejo Fiscal para que, además de impulsar un modelo de fiscal y Fiscalía modernos y armonizados con los países de nuestro entorno, conozca la realidad diaria, las dificultades y problemas con que los fiscales nos enfrentamos día a día.
Santiago, a 17 de enero de 2017
Secretariado Permanente de la U.P.F.